sábado, 3 de noviembre de 2012

Capítulo 6.




  Me giré y me dispuse a salir del baño cuando me cogió del brazo.

-¿Dónde vas?-me preguntó.
-A mi habitación.-sentencié.

  Y me solté del agarre. Me metí en mi habitación, y sin querer que me saliera, una pequeña lágrima resbaló por mi mejilla.

  Escuché la puerta del baño cerrarse, y a continuación, Justin hablando:


-¿Qué pasa?-Él.
-¿Piensas que te engaño?- Él.
-Nunca. –Él.
-Yo…no lo sé.-Él.
-Supongo que n o eres lo que busco…Necesito tiempo.-Él.
-No…Es…-Él.
-Sí, otra chica. –Él.
-Lo siento, es un final, nunca más me fijaré en ti, Eli.-Él.
-Adiós.-Él.

  Y salió del baño. No me giré. No tenía ganas de ver su cara de chico destrozado. Noté un suspiro contra mi pelo.

-Tranquilo. –le dije- seguro que lo arregláis.
-¿Lo has escuchado? –su voz no me hacía pensar que había llorado.
-Sí, todo. –remarqué la última palabra. Ese ‘’todo’’ le daría a entender que lo de ‘’Sí, otra chida’’ también lo había escuchado.
-La otra chica…
-Me da igual. –Le solté casi gritando.
  
  Intenté girarme para indignarme, y me lo impidió, sonrió, y me besó. Me pilló desprevenida. Y me gustó. Me gustó mucho. Fue…mágico. No era el primer beso que me daban, pero se podía considerar que era el primero, ya que el primero no me gustó mucho, y no fue con la persona adecuada. Ese era mi momento. El mejor. Sus manos seguían quietas en mi cintura. Me gustaba. No era de esos que a la primera de cambio te metían mano, y la lengua hasta el fondo. Era suave. Era lento. Era con amor. En ningún momento metió su lengua en mi boca para empezar a pelear descaradamente con la mía. Se separó. Fueron dos segundos.      

  Volvió a cogerme por la cintura, y volvió a besarme, esta vez con desenfreno. Deseoso de algo más. Algo que yo no le daría. Sus manos empezaron a bajar y noté como reía pícaramente. Cogí sus manos, y las volví a subir. No quería que volviera a pasar lo mismo… Aunque no eran iguales, él…Justin. No tenían nada en común.

*Flashback*
-Bésame. –me pidió.
-No, ya te he dicho que no me gustas.
-Pues, te besaré yo.
(…)
-¿Qué has hecho?.- le grité.
-Besarte. Y quiero más. Así que, desnúdate.
-No. Nunca. Ni loca lo haré y menos contigo.
-Pues, a la fuerza.
(…)
-Edu, no. Para. Déjame.
-Chst. Haré que sea perfecto.
(…)
  
 Antes de marcharse miró una última vez mis ojos llenos de lágrimas, aquellos que, pintados con rimmel, habían sido arruinados, aquellos en los que se reflejaba toda una niñez arruinada. Aquellos que unas pocas horas antes, estaban tan llenos de vida, y que ahora, no había ni una gota de esperanza. Sonrió maliciosamente, y me dijo:

 -Por cierto, bonitos ojos.

 Y se fue. Y me dejó allí tirada en la calle. Aquellas últimas palabras me derrotaron tanto física como mentalmente. Y no volví a sentir nada por nadie. Hasta ese momento.

*Fin del Flashback*

-Justin, para.
-¿Qué pasa, pequeña? ¿He hecho algo mal? ¿Te ha molestado que te besara? ¿Estás bien? –preguntó, asustado.
-No eres tú. Soy yo. Lo siento, no te tendría que haber correspondido al beso…Pero es que…-dudé.
-Tenías tantas ganas como yo.
-No sé. Es una historia muy larga.
-¿Tiene algo que ver con tus ojos, verdad? –preguntó acertando de lleno.
-Puede –No quería ponérselo en bandeja.
-No te preguntaré.
-Gracias. –le dije, sincera.
-¿Quieres ser mi novia, Sara? –me preguntó de repente.
-…
-Di. ¿Quieres tener algo serio conmigo?-Preguntó una vez más.


  ¿Algo serio? ¿A qué se refería con eso? Este… sería un día muy largo. Y tanto que sí.


-¿Y bien? ¿Qué quieres hacer?
 -Ser feliz.-dije.
-¿Ser feliz? Suena bien.-me dijo.
-Lo sé.
-Pero sonaría mejor así ‘’ser feliz contigo’’. Eso sonaría terriblemente genial.-susurró.
-No sé…-pronuncié débilmente.
-Intentémoslo-me dijo con un tono de tristeza.
-Sonríe.- le pedí.
-¿Sin ti? No.
-Es demasiado pronto, ¿no crees?
-Lo único que creo es que me muero por besarte.
-Justin…
-¿Sí, pequeña?-sonrió.
-Acabas de sonreír, ¿por qué?
-Por tus ojos, demuestran que sí que quieres estar conmigo, pero tu orgullo no te deja, o quizá sea tu cabeza que te dice ‘’es un chico malo’’.
-No se a que te refieres.-Disimulé.
-Es una lucha constante entre lo que quieres y lo que deberías hacer. Y sabes que ganaría el corazón, pero tienes miedo. –Improvisó.
-¿Miedo, a qué? –le pregunté. Me encantaba lo bien que se expresaba.
-Miedo a todo. A perderte en el amor, aunque ahora estés más perdida que nunca. A que te deje como a Eli. A que me fije en otras chicas, a que bese a otras. Tienes miedo a dejarme entrar en tu corazón, porque sabes que una vez dentro, no podré salir. –Sonrió dulcemente.- me has tocado muy fuerte, vida. –Casi se le saltan las lágrimas.
-¿Justin?
-Dime…
-Sí –y sonreí como nunca lo había hecho.
-¿Sí, de sí quiero estar contigo? O sí, ¿de sí cállate ya de una vez?
-Sí, de ven aquí, bésame, y abrázame.
-A sus órdenes, majestad.
-Cállate bobo.


Capítulo 5.



  Entré en el baño, y con Justin observándome, procedí a quitarme las lentillas.

 -¿Qué miras? -le pregunté.
 -A ti.
 -¿Tengo monos en la cara?-pregunté, irónica.
 -No. Lo que tienes es una cara preciosa.

 Me sonrojé, y reí silenciosamente.

 -Te he visto sonreír. No te escondas de mí.-y rió.
 -¿Me dejas tranquila?
 -Síí.

 Y acabé.

 -Ya está.-dije con los ojos cerrados. Noté una respiración en mi oído, y unas manos que rodeaban mi cintura lentamente.
 -Ábrelos.

 Me apartó el pelo de la cara, y los abrí. No me gustó lo que vi en el espejo. Sentí...miedo.

 -¿Por qué escondes esto?-me preguntó, aún abrazándome.
 -No...No quiero hablar de ese tema. -Volví a cerrarlos.
 -Puedes confiar en mí.-respiró.-te juro...que no diré nada. A nadie.
 -No es por ti...Es...No quiero recordarlo, lo siento.
 -Por favor.-suplicó. Empezó a sonar Got 2 love you.
 -Tu móvil.



sábado, 27 de octubre de 2012

Capítulo 4.




…-Te quiero.-dije.


No dijo nada, por un momento tuve miedo. Tuve miedo de no haber dicho lo correcto, y me giré. Estaba con los ojos cerrados, los abrió, me vio, y yo bajé la mirada, ahora solo sentía vergüenza. Me apetecía desaparecer, me apetecía caerme, no sé…Poder rehacer ese momento, y no haber dicho nada. Suspiré. Y se me escapó otra lágrima. Él se separó un poco, y me miró, me secó las pocas lágrimas que quedaban en mi rostro. Se separó un centímetro más, suspiró, y pude notar como poco a poco se separaba de mí para sentarse en mi cama. Me sentía una mierda. Volví a cerrar los ojos. Y se me escaparon más lágrimas.


-Perdóname…-dije con la z entrecortada.
-No..Tú no tienes la culpa. –Me contestó.
-Sí, sí que la tengo, no te tendría que haber dicho que te quería. –Dije en un susurro.
-Recuerda que yo te lo dije antes.
-Recuerda que yo empecé a sentirlo antes- ataqué de nuevo.
-¿Quién dijo que eso fuera así? –susurró.


 Y me miró. Y yo me quedé pensativa. No sabía si ir a su lado, si quedarme ahí, quieta, de pie, sin decir nada… se levantó. Yo me apoyé en la pared, de cara a él, aún. Se acercaba, resbalé y me senté en el suelo, cerré los ojos. Él suspiró y se acercó a mí, al agacharse, me acarició el pelo, y rió débilmente. Creo que fui capaz de tocar el cielo, o más que eso en ese momento.


-Te quiero.-me dijo ahora él.
-Pero…-no supe qué decir.
-Pero nada, llevo haciéndolo desde el primer día que te vi. Desde aquel 17 de Abril de 2003, te vi, vi esa sonrisa…Y esos ojos…-le corté.
-lo sonrisa…No. Es metálica, y no me gusta. Y mis ojos…son lentillas. Estos no son mis ojos, Justin.
-Quiero ver tus ojos, Woods.-me dijo al oído.
-…No. –Musité débilmente.
-Por favor, necesito verlos. Necesito ver a la verdadera Sara.
-Está bien…déjame levantarme.
-Eh, espera. –me acarició la mejilla, y se acercó tranquilamente a mi cara. Depositando un suave beso en mi frente, se levantó, ofreciéndome su mano para erguirme.
-Gracias. –dije al fin.


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Se que son muy cortos, pero últimamente no tengo mucho tiempo para escribir, lo siento, lectores/as. Gracias por seguir aquí.

Capítulo 3.


Desde que Justin me dejó en la puerta de casa, no he vuelto a saber nada de él, ayer fue sábado y no le vi por ningún sitio. No he podido llamarle, sencillamente porque no tengo su número, y parece que él tampoco tiene el mío. Pero… ¡¿Qué estoy diciendo?! ¿Cómo va a tener mi número? Si hace apenas 48 horas que nos hemos tocado, ¿y ya va a tener mi número de móvil? Yo y mis locuras.

 Sin embargo, Astronaut de Simple Plan, alteró mis pensamientos. Me estaban llamando. Miré la pantalla: ‘’Número desconocido’’. Dudé. Y descolgué.

-¿Sí?-dije un poco nerviosa, no era normal que me llamaran, y menos por número oculto, y a las 9:35 de la mañana.
 -Pequeña.-Y me quedé sin aire, paralizada, sin saber qué hacer ni qué decir. Era su voz.
- ¿Quién eres?-pregunté.
-¿No te suena mi voz, Woods? –Sólo había una persona que me llamaba así. Y era Justin Beber.
-Justin Bieber.-vacilé.
-Ese mismo, pequeña.-Y noté como sonreía. Y me gustó. Y yo sonreí también. Y me brillaron los ojos.
-¿Por qué me has llamado?-Le reté. Y noté como dudaba antes de contestar. Y me asusté.
-Quería…escuchar tu voz-se sinceró.
-Querías… ¿Escucharme?-le repetí.
-Sí.-se le fue la voz. Y volví a sonreír.
-Ah.-punto.
-¿Qué tal estás hoy, pequeña Woods?-sonreímos.
-Bien, bueno…dentro de lo que cabe.
-¿Te ha pasado algo? –noté como se preocupaba.
-Sí… pero, sin importancia.-e intenté sonreír. Pero no pude. Y se que se notó.
-Dime que te han hecho.-rígido.
-Lo de siempre, Justin, lo de siempre.
-¿Qué te han hecho?-respondió furioso.
-Insultarme. Me han llamado anoréxica y perra, me han llamado como a los perros. –intenté no llorar.
-Les voy a matar. ¿Quiénes han sido?
-Los de tu grupo.-dije aguantando las lágrimas, aún.
-Joder… Pasa de ellos –me dijo tranquilo- son imbéciles.
-No… es que… -empecé a llorar- se que tienen razón.
-No vuelvas a decir eso nunca más. No tienen razón, eres muy guapa, Sara, y estás bien. Ni estás anoréxica, ni eres gorda.
-Cambia de tema.
-Pero es que quiero que te des cuenta, Sara, estás bien, y punto. Se que estás llorando, y no me gusta verte llorar, y menos por esos imbéciles. –yo ya estaba a punto de estallar en lágrimas.-Sara, mi pequeña, no les hagas caso, no tiene razón. –Y ahí empecé a llorar, y como no sabía parar, tuve que colgar, sin decirle nada, no me salió nada, ni una sola palabra. Y al momento, me sentí peor.

Había colgado a Justin, ¿y si no me volvía a hablar? ¿Y si todo se acababa aquí? No, era imposible que me olvidara por eso. A los cinco minutos, yo estaba tumbada en mi cama, llorando aún, cuando Astronaut me volvió a asustar. Cogí el móvil, y hablé:

-¿Sí? –dije temblorosa.
-…
-¿Diga?-volví a insistir.
-…
-¿Hay alguien? –Yo seguía insistiendo, y justo en ese momento, mi madre entró en la habitación, y, para mi sorpresa, con Justin Bieber detrás, con el móvil en la oreja.
-Te quiero, pequeña.-se escuchó desde el otro lado del teléfono. Y la llamada se cortó. Y Justin se guardó el móvil. Había sido él.
-Viene a estudiar. –dijo mi madre- trátalo bien. –Y se fue. Cerré la puerta con pestillo, y me apoyé en ella, de espaldas a Bieber.

-No te puedo ver así, me está matando por dentro.-dijo con la voz temblorosa.
-Justin…-se me escapó otra lágrima, y noté como Justin me abrazaba, ahí me sentí bien, a tres metros sobre el cielo no, lo siguiente. Y sabía que él se sentía igual, o mejor.
-Te quiero. –dije.

jueves, 13 de septiembre de 2012

~Capítulo 2~

-Prométeme tú una cosa.
-Dime -me contestó serio.
-Prométeme que nunca más te irás de mi vida, de aquí -le dije señalando mi corazón.
-Sara... -dijo dubitativo.
-Prométemelo -casi le suplico.
-¿Tú quieres que me vaya? -me preguntó.
-No. No quiero que te vayas.
-Si tú me lo pides, no me iré. -Y me abrazó como nunca antes lo habían echo.

 Estuvimos un rato hablando, mientras reíamos, y limpíabamos a la vez. Era todo genial. Desesaba quedarme ahí siempre. Que se parase el mundo justo en ese momento, porque a mí no me importaría en absoluto. Cuando terminamos, se acercó a mí, y me dijo:

-Sara, yo ya terminé, ¿y tú? -me preguntó sonriendo.
-Yo también. ¿Vamos?
-Escucha, tengo que decirte una cosa, es sobre...lo que te prometí antes...¿No crees que ha sido todo muy rápido? -me preguntó intentando no hacerme daño.
-¿Rápido, en qué sentido? -le respondí con otra pregunta.
-En el sentido de que...casi no nos conocemos, y ya me has dicho que me quieres, y hemos prometido cosas. No se. Es que, tengo novia, Woods. -Me soltó de repente.
-¿Y si tienes novia, por qué no te acordaste antes de prometer cualquier chorrada? -le dije enfadada.- Siempre eres así, ¿verdad? Pillas a una chica mirándote, y si está buenísima, le pides salir, acepta, obviamente, y dos días más tarde, si encuentras a otra mirándote, le prometes amor eterno, le dices que le quieres, y te la tiras en el sitio donde estéis. ¿Siempre así, no? -terminé.
-¿Y tú siempre eres así de cabezota? ¿Me quieres dejar terminar de hablar? -me rogó. Asentí.- Bien, pues lo que te iba a decir, era que, podíamos esperar unos días, conocernos un poco más, y si todo va bien, podemos intentarlo.
-¿Y tu novia?
-La iba a dejar hoy. Ayer se lió con otro del equipo de fútbol. Además, no tengo muy claro eso de quererla. -se sinceró.
-¿Y los demás? ¿Qué dirán al verte con la cerebrito de la clase? -le pregunté.
-¿A ti te importa lo que digan? -negué.- Además, podríamos ir diciéndolo poco a poco, ¿sabes? primero que fuera algo entre nosotros dos, y después de un tiempo, decirlo. Así no creo que pase nada.
-Está bien...Bueno, ¿vamos a casa? -le pregunté sonrojada.
-Yo tengo que ir con Laura...
-Cierto, de momento, sigue siendo tu novia. No me acordaba -añadí un tanto irónica.
-No te enfades, pequeña -intentó abrazarme, pero yo me negué, y me aparté.
-No me llames así.
-¿Por qué, pequeña? -se rió.
-Te he dicho que no me llames así. Conmigo las tácticas de seducción no sirven. -le dije muy segura de mí misma.
-¿Estás segura? -dijo atrayéndome a él.

 Cogió con una de sus manos un mechón de mi pelo, y empezó a hacer círculos con él. Mientras tanto, su otra mano se posaba en mi mejilla, y empezaba a dibujar corazones con el dedo índice.

-¿Estás segura? -dijo otra vez.

 A mí no me llegaba el aire necesario para reaccionar. Estábamos demasiado cerca, demasiado, muy mucho. Se acercó un poco más, y sentí su aliento en mi boca. Se desvió hasta mi oreja, y susurro:

-¿Estás segura? -muy sensualmente.

 Otra vez los escalofríos. Esto pintaba muy mal. Necesitaba aire, necesitaba que se apartase, pero estaba demasiado bien como para moverme de ahí. Tomó aire, y me mordió el lóbulo de la oreja, muy despacio, con cuidado, sin hacerme daño. Después bajó hasta mi cuello, donde depositó cortos besos trazando una línea en zig-zag.

-¿Estás segura, Woods? -dijo entrecortadamente.

 Y ¡zas! su mano en mi culo. ¿Qué estaba pasando ahí? ¿Qué estaba pasando? Yo no podía reaccionar, no sabía como despegarme. Él seguía dándome besos en el cuello, y susurrandome si estaba segura. Hasta que se acercó a mis labios, se acercó mucho a mis labios. Yo tenía miedo. Sería el primer beso que daba. Y no quería que fuera así, ¿o sí? Cuando estuvo a punto de besarme, se agachó un poco, y depositó un breve beso en mi barbilla. Dejándome con las ganas. Yo abrí los ojos. Él estaba rojo. Era la primera vez que le veía rojo como un tomate.

-¿Estás segura, pequeña? -me dijo sonriendo.
-Nnnsí. Estoy muy segura de ello. -Me costaba respirar.
-¿De verdad? Anda, dime que no has disfrutado con lo que te acabo de hacer. -me dijo avergonzado.
-Seguro que tú lo has echo más que yo.
-Eso no lo dudes, enana. Llevaba meses esperando este momento. -se sinceró.
-Seguro que mientes.
-Mírame a los ojos. -lo hice.- ¿Tengo yo pinta de estar mintiendo?

 Me reí mucho. Mucho, muchísimo. Era el más mentiroso de toda la clase. Y sabía muy bien lo que tenía que decir en cada momento. Le contesté riéndome aún.

-Sí. -y empecé a reír de nuevo. Hasta que se me saltaron las lágrimas de la risa, y suspiré, terminando mi función.
-Me encanta que te rías de esa forma. En serio. He sentido algo.
-Mentiroso. Tú eres de hierro, tú eres incapaz de sentir algo. -le dije con un brillo en los ojos. Él sabía a lo que me refería en esa frase.
-Yo no he dicho en ningún momento que no sienta nada por tí, Sara. -Mi nombre en su boca me impactaba muchísimo, lo decía de una forma tan increíble, que me asustaba y me gustaba a la vez. -toca aquí -me dijo llevando mi mano a su corazón. -¿Notas como late con tanta fuerza?
-Sí. -dije débilmente.
-Tú produces eso.

 Y me quedé callada. No supe que más decir. No supe que más pasó. Solo lo vi todo negro. Como una pesadilla.

 ...

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 Espero que os haya gustado tanto como a mí. Pronto subiré el próximo.














lunes, 20 de agosto de 2012

Capitulo 1.

 ~Introducción~
Soñaba con ser esa chica perfecta, esa de la que solo él tiene ojos. Pero no, solo era una amiga más, una amiga cerebrito que había aprobado todo con dieces, y ahora tenía que darle clases al chico del que estaba completamente enamorada. Mi nombre es Sara, y mis padres están divorciados, tengo un hermano que se mudó a Nueva York cuando cumplió los 18. Mi vida es un desastre. Vivo enamorada de un amigo, Justin, que me hablaba, pero había días en los que yo para él era invisible. Deseaba ir corriendo y abrazarle fuerte, y poder decirle que le quería. Pero yo sabía que eso era imposible. Mi sonrisa dependía de la suya. Mi mirada cambiaba cada vez que la suya lo hacía. Se podía decir, que mi vida giraba en torno a él.
 Ayer fue un día un poco extraño...

~Capitulo 1~

 Hoy me he despertado con una gran sonrisa, tenía el presentimiento de que iba a ser un día especial. Dentro de cuatro meses justos, era mi cumple, y esperaba pasarlo con mis mejores amigos...Vale, no. Soy una chica que no tiene amigos. A la que todo el mundo insulta, y el único que se preocupa por saludarla y preguntarle como está, es el chico más guapo de todo el instituto, Justin Bieber. El chico de sus sueños.
 Llegé a clase, y como un día cualquiera, me senté en mi sitio, primera fila, justo enfrente del profesor. La clase empieza. Y yo no estoy preparada. Alguien pica a la pueta en el último segundo. Sé quién es. Siempre es él.
 ~Toc, toc, toc~

-Adelante. -dijo el profesor de Lengua.
-Perdón por el retraso, señor. -dijo el alumno que entraba en ese momento.
-Ya es la cuarta vez esta semana, señor Bieber. -dijo serio.
-Ya...Es que...El autobús... Que no llegaba... Y... -decía Justin, dubitativo.
-Usted viene andando, siempre. -le habían pillado.

 Veía como le caían las gotas de sudor por el rostro, y como en su mirada se reflejaba la angustia, el nerviosismo se estaba apoderando de él. Y no me gustaba verlo así. Así que ataqué.

-Fue...por mi culpa. -dije rápidamente.
-¿Por su culpa, señorita? -me preguntó el profesor.
-¿Por tu culpa? -preguntó Justin en un susurro.
-Sí...Verá, yo le explico. Esta mañana, llamé al alumno Bieber, para decirle que las clases se habían suspendido porque los profesores había creado una huelga, y que no iba a ir nadie a clase, que no se molestara en vestirse. Y él me creyó. Entonces, un minuto antes de que timbrara, le envié un sms diciéndole que sí que había clases, y que si no se daba prisa, no llegaría a tiempo. -contesté segura de mí misma. Aunque al ver la cara que me puso el profesor, la seguridad se fue increiblemente rápido.
-¿Eso es verdad, señorito Bieber? -le preguntó.
-Essssto....-dijo él.
-¿Qué pasa, señor, que tiene que asegurarse de que lo que digo es real, preguntándole al más pasota de toda la clase? Bravo. Hay que aplaudirle. -tenía que decir eso, porque si no, no le dejaría en paz.
-Muy bien, señorita, se ha buscado un buen castigo. Ya veremos si consige aprobar todos los finales. Espereme al salir de clase. Tengo que hablar con usted. -me dijo casi en una palabra.- Y usted...-ahora miraba a Justin- usted compartirá castigo con la señorita Woods.
-¿Qué? -dijimos al unisono. Nos llevábamos bien, pero no tanto como para convivir juntos.
-Empiezan esta misma tarde. Limpiarán las clases de todos los cursos. Y usted, señorita Woods, tendrá que ayudar a Bieber a aprobar todas las asignaturas. Y cuando digo todas, digo TODAS. -dijo con un tono un tanto amenazador.

 Al terminar la clase, y hablar con el profesor, que nos indicó lo que teniamos que hacer, Justin se acercó a mi.


-Sara, ¿por qué has echo eso? -me preguntó directamente.
-Hola, ¿no? -le dije.
-Perdón, hola Sara, ¿por qué hiciste eso?
-Eso, ¿el qué? -le pregunté.
-Defenderme, y poner en juego todo un año de estudios por mí. -me dijo con una sonrisa en el rostro.
-Haz eso otra vez. -dije sin querer.
-¿Que haga el qué? -me preguntó intrigado.
-Nada. Déjalo, Bieber, ahora, cumplamos el castigo, y ya está. -cambié de tema.
-Pero, tú no te mereces esto. Ha sido culpa mía, me enredé hablando con mi novia, y llegé tarde. -me soltó.

 Cierto, olvidé ese detalle. Tiene novia.

-Pues vete con ella, ya hago yo todo esto, tranquilo, no te pillarán, se mentir. -le dije irónicamente.
-No me voy a ir de aquí.
-¿Por qué? ¿No quieres estar con tu novia? -le solté muy seria.
-Quiero, la amo con todo mi corazón, pero no puedo.

 Aquella frase me mató. Justo pasábamos por delante de los baños, y yo tenía ganas de llorar. Desde que se que tiene novia, no soy capaz de sonreír.

-Voy al baño. Quédate aquí. -le dije.
-Claro, que pensabas, ¿que iba a entrar? -dijo irónicamente.
-Ñañañaña. -le dije riendo.

 Y entré, me encerré en uno, y me puse a llorar desconsoladamente. Me rompía el corazón que él no supiera lo que sentía por él. Me rompía el corazón que llevase 7 años enamorada del mismo chico, cuando él me conocía desde hacía dos meses. Me dolía mucho que me hablase de su novia. Si él supiera lo que siento. Si él supiera que sería capaz de dar todo, por él. Por verle sonreír. Si él lo supiera. Te aseguro que yo sería más feliz, yo estaría bien. Porque habría arriesgado algo. Quizá si arriesgo, quiza pueda tener ese ''sí, a mí también me gustas'' que tanto tiempo llevo esperando. Pero sería demasiado difícil tener un no.

-Pequeña, ¿estás ahí? -me dijo desde detrás de la puerta.

 ¿Me había llamado pequeña? ¿Me había llamado Justin Bieber, pequeña? No, no podía ser real. Mis llantos se escucharían desde fuera, seguro.

-Si no me abres, entro. -insistía.

 Que entrase. Que entrase y que me viera así. Bueno, no. Que no entre. No se que haría si entra ahora mismo.

-Entro. -y entró.

 Escuché la puerta. Después unos pasos que se acercaban al retrete donde estaba yo, sentada en el suelo, sin ánimos de nada.

-¿Estás llorando? -preguntó, asustado.
-De..déjame...Bie..Bieber.
-Pero si tartamudeas, y todo.
-¿Quieres dejar de ser tan imbécil? -le grité.
-Déjame entrar.
-No.
-Entro yo. Rompo la puerta.
-No quiero que me veas así. Estoy fatal.
-Tú siempre estás fatal.

 Abrí la puerta de golpe. Estaba enfadada. Quería gritarle todas las cosas que me había echo. Y así hice.

 -¿Estoy fatal? ¿Estoy fatal? ¿Y si estoy tan fatal siempre, por qué me hablas? Justin, no se si te has dado cuenta, pero me duele que seas tan irónico todo el tiempo, me duele que me llames fea, gorda, o que me digas que estoy fatal. Tengo sentimientos. Soy una persona. ¿Vale? Llevo siete años intentando establecer una conversación contigo, llevo siete años, mírandote cuando pasabas por al lado mío. Llevo siete años, maldiciendome por haber sido tan tonta como para enamorarme de un tío que pasa olímpicamente de mí. Llevas dos días saliendo con tu novia, y ya dices que la amas con todo el corazón, dices que le regalas el mundo. Pero en realidad no sabes cuan grande es el mundo, no sabes lo que puedes amar, no sabes que significa amar. Estoy enamorada de ti, sí, hasat ahora en silencio, ahora ya lo sabes. Y lo gritaría a los cuatro vientos si esta angustia que tengo me dejara. Cada vez que te veo me entran ganas de llorar. Me entran ganas de abrazarte, y de decirte que te quiero. Ya está, ya he acabado, ya te puedes reír de mí.

 Pero no, no se rió de mí, al contrario, me dijo:

 -Ven aquí, pequeña. -Y me abrazó.

 Fue uno de esos abrazos que te da la persona que más quieres, que te hace sentir tanto.
 Un escalofrío recorrió mi espalda de arriba a abajo, y supe que ahora más que nunca, era feliz. Así. Justo así.

-Prometeme una cosa, -empezó- si algún día, tienes ganas de llorar, prometeme, que me llamaras.
-Prometeme tú una cosa. -dije entre sollozos.

.....

~Bueno, chicas, aqui el primer capitulo, espero que os haya gustado, disfrutarlo.
Tuenti: Irene Moncada Hermida
Twitter: @croquetaloca ~


















Un principio.

Un nuevo amor.
 Bueno, eeste Blog es únicamente para mi novela, la que publico para que la lean los que quieran, para sentirme bien, y sobretodo, para que la disfruteis.
 Si cometo algun falta, perdonarme, soy de las que escriben muy rápido, y a la minima se trabucan. Suelo alargarme mucho, así que los capítulos serán largos. Aún no se cuantos tendrá. Así que, hoy si puedo, subiré el primer capitulo. Podéis agregarme en Tuenti: Irene Moncada Hermida, en Facebook: Irene Moncada Hermida o simplemente seguirme en Twitter: @croquetaloca . Espero que os guste esta historia que a mí me ha sacado muchas sonrisas. Así que, empezad a leer. Pero, antes, hacer una cosa, coger vuestro cd preferido, ponerlo, bajito, y ahora sí, estareis listos para adentraros en este mundo. Decidme que os parece por las redes. Os quiero, aunque no os conozca, sois una gran parte de mi. Besos, amores.