jueves, 13 de septiembre de 2012

~Capítulo 2~

-Prométeme tú una cosa.
-Dime -me contestó serio.
-Prométeme que nunca más te irás de mi vida, de aquí -le dije señalando mi corazón.
-Sara... -dijo dubitativo.
-Prométemelo -casi le suplico.
-¿Tú quieres que me vaya? -me preguntó.
-No. No quiero que te vayas.
-Si tú me lo pides, no me iré. -Y me abrazó como nunca antes lo habían echo.

 Estuvimos un rato hablando, mientras reíamos, y limpíabamos a la vez. Era todo genial. Desesaba quedarme ahí siempre. Que se parase el mundo justo en ese momento, porque a mí no me importaría en absoluto. Cuando terminamos, se acercó a mí, y me dijo:

-Sara, yo ya terminé, ¿y tú? -me preguntó sonriendo.
-Yo también. ¿Vamos?
-Escucha, tengo que decirte una cosa, es sobre...lo que te prometí antes...¿No crees que ha sido todo muy rápido? -me preguntó intentando no hacerme daño.
-¿Rápido, en qué sentido? -le respondí con otra pregunta.
-En el sentido de que...casi no nos conocemos, y ya me has dicho que me quieres, y hemos prometido cosas. No se. Es que, tengo novia, Woods. -Me soltó de repente.
-¿Y si tienes novia, por qué no te acordaste antes de prometer cualquier chorrada? -le dije enfadada.- Siempre eres así, ¿verdad? Pillas a una chica mirándote, y si está buenísima, le pides salir, acepta, obviamente, y dos días más tarde, si encuentras a otra mirándote, le prometes amor eterno, le dices que le quieres, y te la tiras en el sitio donde estéis. ¿Siempre así, no? -terminé.
-¿Y tú siempre eres así de cabezota? ¿Me quieres dejar terminar de hablar? -me rogó. Asentí.- Bien, pues lo que te iba a decir, era que, podíamos esperar unos días, conocernos un poco más, y si todo va bien, podemos intentarlo.
-¿Y tu novia?
-La iba a dejar hoy. Ayer se lió con otro del equipo de fútbol. Además, no tengo muy claro eso de quererla. -se sinceró.
-¿Y los demás? ¿Qué dirán al verte con la cerebrito de la clase? -le pregunté.
-¿A ti te importa lo que digan? -negué.- Además, podríamos ir diciéndolo poco a poco, ¿sabes? primero que fuera algo entre nosotros dos, y después de un tiempo, decirlo. Así no creo que pase nada.
-Está bien...Bueno, ¿vamos a casa? -le pregunté sonrojada.
-Yo tengo que ir con Laura...
-Cierto, de momento, sigue siendo tu novia. No me acordaba -añadí un tanto irónica.
-No te enfades, pequeña -intentó abrazarme, pero yo me negué, y me aparté.
-No me llames así.
-¿Por qué, pequeña? -se rió.
-Te he dicho que no me llames así. Conmigo las tácticas de seducción no sirven. -le dije muy segura de mí misma.
-¿Estás segura? -dijo atrayéndome a él.

 Cogió con una de sus manos un mechón de mi pelo, y empezó a hacer círculos con él. Mientras tanto, su otra mano se posaba en mi mejilla, y empezaba a dibujar corazones con el dedo índice.

-¿Estás segura? -dijo otra vez.

 A mí no me llegaba el aire necesario para reaccionar. Estábamos demasiado cerca, demasiado, muy mucho. Se acercó un poco más, y sentí su aliento en mi boca. Se desvió hasta mi oreja, y susurro:

-¿Estás segura? -muy sensualmente.

 Otra vez los escalofríos. Esto pintaba muy mal. Necesitaba aire, necesitaba que se apartase, pero estaba demasiado bien como para moverme de ahí. Tomó aire, y me mordió el lóbulo de la oreja, muy despacio, con cuidado, sin hacerme daño. Después bajó hasta mi cuello, donde depositó cortos besos trazando una línea en zig-zag.

-¿Estás segura, Woods? -dijo entrecortadamente.

 Y ¡zas! su mano en mi culo. ¿Qué estaba pasando ahí? ¿Qué estaba pasando? Yo no podía reaccionar, no sabía como despegarme. Él seguía dándome besos en el cuello, y susurrandome si estaba segura. Hasta que se acercó a mis labios, se acercó mucho a mis labios. Yo tenía miedo. Sería el primer beso que daba. Y no quería que fuera así, ¿o sí? Cuando estuvo a punto de besarme, se agachó un poco, y depositó un breve beso en mi barbilla. Dejándome con las ganas. Yo abrí los ojos. Él estaba rojo. Era la primera vez que le veía rojo como un tomate.

-¿Estás segura, pequeña? -me dijo sonriendo.
-Nnnsí. Estoy muy segura de ello. -Me costaba respirar.
-¿De verdad? Anda, dime que no has disfrutado con lo que te acabo de hacer. -me dijo avergonzado.
-Seguro que tú lo has echo más que yo.
-Eso no lo dudes, enana. Llevaba meses esperando este momento. -se sinceró.
-Seguro que mientes.
-Mírame a los ojos. -lo hice.- ¿Tengo yo pinta de estar mintiendo?

 Me reí mucho. Mucho, muchísimo. Era el más mentiroso de toda la clase. Y sabía muy bien lo que tenía que decir en cada momento. Le contesté riéndome aún.

-Sí. -y empecé a reír de nuevo. Hasta que se me saltaron las lágrimas de la risa, y suspiré, terminando mi función.
-Me encanta que te rías de esa forma. En serio. He sentido algo.
-Mentiroso. Tú eres de hierro, tú eres incapaz de sentir algo. -le dije con un brillo en los ojos. Él sabía a lo que me refería en esa frase.
-Yo no he dicho en ningún momento que no sienta nada por tí, Sara. -Mi nombre en su boca me impactaba muchísimo, lo decía de una forma tan increíble, que me asustaba y me gustaba a la vez. -toca aquí -me dijo llevando mi mano a su corazón. -¿Notas como late con tanta fuerza?
-Sí. -dije débilmente.
-Tú produces eso.

 Y me quedé callada. No supe que más decir. No supe que más pasó. Solo lo vi todo negro. Como una pesadilla.

 ...

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Reeeeecordad, amores:
Tuenti:Irene Moncada Hermida
Facebook, igual.
Y Twitter: @croquetaloca

 Espero que os haya gustado tanto como a mí. Pronto subiré el próximo.