sábado, 27 de octubre de 2012

Capítulo 4.




…-Te quiero.-dije.


No dijo nada, por un momento tuve miedo. Tuve miedo de no haber dicho lo correcto, y me giré. Estaba con los ojos cerrados, los abrió, me vio, y yo bajé la mirada, ahora solo sentía vergüenza. Me apetecía desaparecer, me apetecía caerme, no sé…Poder rehacer ese momento, y no haber dicho nada. Suspiré. Y se me escapó otra lágrima. Él se separó un poco, y me miró, me secó las pocas lágrimas que quedaban en mi rostro. Se separó un centímetro más, suspiró, y pude notar como poco a poco se separaba de mí para sentarse en mi cama. Me sentía una mierda. Volví a cerrar los ojos. Y se me escaparon más lágrimas.


-Perdóname…-dije con la z entrecortada.
-No..Tú no tienes la culpa. –Me contestó.
-Sí, sí que la tengo, no te tendría que haber dicho que te quería. –Dije en un susurro.
-Recuerda que yo te lo dije antes.
-Recuerda que yo empecé a sentirlo antes- ataqué de nuevo.
-¿Quién dijo que eso fuera así? –susurró.


 Y me miró. Y yo me quedé pensativa. No sabía si ir a su lado, si quedarme ahí, quieta, de pie, sin decir nada… se levantó. Yo me apoyé en la pared, de cara a él, aún. Se acercaba, resbalé y me senté en el suelo, cerré los ojos. Él suspiró y se acercó a mí, al agacharse, me acarició el pelo, y rió débilmente. Creo que fui capaz de tocar el cielo, o más que eso en ese momento.


-Te quiero.-me dijo ahora él.
-Pero…-no supe qué decir.
-Pero nada, llevo haciéndolo desde el primer día que te vi. Desde aquel 17 de Abril de 2003, te vi, vi esa sonrisa…Y esos ojos…-le corté.
-lo sonrisa…No. Es metálica, y no me gusta. Y mis ojos…son lentillas. Estos no son mis ojos, Justin.
-Quiero ver tus ojos, Woods.-me dijo al oído.
-…No. –Musité débilmente.
-Por favor, necesito verlos. Necesito ver a la verdadera Sara.
-Está bien…déjame levantarme.
-Eh, espera. –me acarició la mejilla, y se acercó tranquilamente a mi cara. Depositando un suave beso en mi frente, se levantó, ofreciéndome su mano para erguirme.
-Gracias. –dije al fin.


------------------------------------------------------------------------------------------

Se que son muy cortos, pero últimamente no tengo mucho tiempo para escribir, lo siento, lectores/as. Gracias por seguir aquí.

Capítulo 3.


Desde que Justin me dejó en la puerta de casa, no he vuelto a saber nada de él, ayer fue sábado y no le vi por ningún sitio. No he podido llamarle, sencillamente porque no tengo su número, y parece que él tampoco tiene el mío. Pero… ¡¿Qué estoy diciendo?! ¿Cómo va a tener mi número? Si hace apenas 48 horas que nos hemos tocado, ¿y ya va a tener mi número de móvil? Yo y mis locuras.

 Sin embargo, Astronaut de Simple Plan, alteró mis pensamientos. Me estaban llamando. Miré la pantalla: ‘’Número desconocido’’. Dudé. Y descolgué.

-¿Sí?-dije un poco nerviosa, no era normal que me llamaran, y menos por número oculto, y a las 9:35 de la mañana.
 -Pequeña.-Y me quedé sin aire, paralizada, sin saber qué hacer ni qué decir. Era su voz.
- ¿Quién eres?-pregunté.
-¿No te suena mi voz, Woods? –Sólo había una persona que me llamaba así. Y era Justin Beber.
-Justin Bieber.-vacilé.
-Ese mismo, pequeña.-Y noté como sonreía. Y me gustó. Y yo sonreí también. Y me brillaron los ojos.
-¿Por qué me has llamado?-Le reté. Y noté como dudaba antes de contestar. Y me asusté.
-Quería…escuchar tu voz-se sinceró.
-Querías… ¿Escucharme?-le repetí.
-Sí.-se le fue la voz. Y volví a sonreír.
-Ah.-punto.
-¿Qué tal estás hoy, pequeña Woods?-sonreímos.
-Bien, bueno…dentro de lo que cabe.
-¿Te ha pasado algo? –noté como se preocupaba.
-Sí… pero, sin importancia.-e intenté sonreír. Pero no pude. Y se que se notó.
-Dime que te han hecho.-rígido.
-Lo de siempre, Justin, lo de siempre.
-¿Qué te han hecho?-respondió furioso.
-Insultarme. Me han llamado anoréxica y perra, me han llamado como a los perros. –intenté no llorar.
-Les voy a matar. ¿Quiénes han sido?
-Los de tu grupo.-dije aguantando las lágrimas, aún.
-Joder… Pasa de ellos –me dijo tranquilo- son imbéciles.
-No… es que… -empecé a llorar- se que tienen razón.
-No vuelvas a decir eso nunca más. No tienen razón, eres muy guapa, Sara, y estás bien. Ni estás anoréxica, ni eres gorda.
-Cambia de tema.
-Pero es que quiero que te des cuenta, Sara, estás bien, y punto. Se que estás llorando, y no me gusta verte llorar, y menos por esos imbéciles. –yo ya estaba a punto de estallar en lágrimas.-Sara, mi pequeña, no les hagas caso, no tiene razón. –Y ahí empecé a llorar, y como no sabía parar, tuve que colgar, sin decirle nada, no me salió nada, ni una sola palabra. Y al momento, me sentí peor.

Había colgado a Justin, ¿y si no me volvía a hablar? ¿Y si todo se acababa aquí? No, era imposible que me olvidara por eso. A los cinco minutos, yo estaba tumbada en mi cama, llorando aún, cuando Astronaut me volvió a asustar. Cogí el móvil, y hablé:

-¿Sí? –dije temblorosa.
-…
-¿Diga?-volví a insistir.
-…
-¿Hay alguien? –Yo seguía insistiendo, y justo en ese momento, mi madre entró en la habitación, y, para mi sorpresa, con Justin Bieber detrás, con el móvil en la oreja.
-Te quiero, pequeña.-se escuchó desde el otro lado del teléfono. Y la llamada se cortó. Y Justin se guardó el móvil. Había sido él.
-Viene a estudiar. –dijo mi madre- trátalo bien. –Y se fue. Cerré la puerta con pestillo, y me apoyé en ella, de espaldas a Bieber.

-No te puedo ver así, me está matando por dentro.-dijo con la voz temblorosa.
-Justin…-se me escapó otra lágrima, y noté como Justin me abrazaba, ahí me sentí bien, a tres metros sobre el cielo no, lo siguiente. Y sabía que él se sentía igual, o mejor.
-Te quiero. –dije.